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miércoles, 31 de mayo de 2017

Publicidad que apela a los sentimientos

Últimamente se hace muy común ver anuncios en los cuales no son las características del producto en sí lo que se está vendiendo si no cómo la compra de ese producto va a hacer sentir a las personas que lo adquieran.

De este modo, se ven ejemplos clásicos de productos de limpieza en los que se trata de recuperar el efecto que la prenda producía en el comprador cuando éste lo adquirió. En el anuncio de un producto concreto se hace referencia al “efecto wow“, ese efecto que la prenda hace sentir a la persona por el mero hecho de ser nueva. En la misma línea, los anuncios de lejía o de productos de limpieza de ropa se refieren a cómo una ropa más limpia o un blanco más blanco no sólo van a servir para que se aprecie por la comunidad que esa persona no sólo es limpia sino que emplea todos los recursos de que dispone para que así se aprecie exteriormente.

No se puede decir que esta estrategia sea del todo novedosa pues se viene utilizando desde hace mucho tiempo con, por ejemplo, los productos de belleza, tanto masculinos como femeninos, que van a hacer que una persona resulte más atractiva para el sexo opuesto.

Pero quizás (y esto es una apreciación personal) el ejemplo más característico es el de un servicio que es necesario por Ley para la utilización de un determinado producto: el seguro de vehículos a motor.

La estrategia publicitaria utilizada en estos casos no depende tanto del servicio que se está ofertando como del uso y del historial de uso que de ese producto tenga el contratante. De este modo, las primas serán más reducidas según la edad del contratante, el número de años o experiencia que tenga al volante o el número de incidentes que haya tenido al volante.

Pero en la actualidad se ha añadido un elemento adicional con el que no se contaba anteriormente (o que no se hacía tan evidente a la hora de realizar el contrato de seguro): el cuidado especial que el conductor va a tener con su vehículo en función de su fecha de adquisición.
Así, se premia con primas más reducidas a aquellos conductores que tengan un vehículo nuevo, no sólo porque el vehículo evidentemente  vaya a dar menos problemas técnicos, sino porque se asume que el cuidado que van a tener será más minucioso, lo que se traducirá en un menor reporte de partes de accidente o incidencias y, por tanto, una considerable reducción en las cantidades de dinero que la compañía deberá abonar para cubrir los daños ocasionados en el asegurado o a terceros según el caso.

En definitiva, ¿estamos asistiendo a nuevas técnicas de venta a través de la publicidad de aquellos productos o servicios que tienen un mayor margen de maniobra para implementar esas estrategias? Podría pensarse que es así, pero también podría entenderse como una circunstancia lógica de búsqueda de nuevas técnicas de venta cuando todas las opciones parece que ya están inventadas.


Cada vez más a menudo se ve, a través de internet, cómo el uso de técnicas de Big Data personalizan los anuncios para que veamos lo que queremos ver y la publicidad se haga más personalizada. Quizá la búsqueda de nuevas técnicas de comercialización que llamen la atención de los consumidores sirvan como paso previo a técnicas más agresivas como la ya mencionada.

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