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lunes, 24 de noviembre de 2014

El miedo como práctica publicitaria

Establece el artículo 4.2 a) de la Ley de Marcas, ley 17/2001, el conjunto de signos que pueden entenderse como susceptibles de ser registrados como marca, entre ellos las palabras o combinaciones de palabras, y, como es obvio, las frases.

Ejemplos de frases (o slogans) empleadas con productos o servicios, que hacen que el consumidor las asocie inmediatamente con aquéellos hay muchos en nuestra vida diaria: “Porque tú lo vales“TM; incluso en idioma extranjero: "I'm lovin' it"TM.

Una de las frases más conocidas en nuestro país, que puede asociarse con el producto a que hace referencia es la de "¿Y si cae aquí?".
Como digo, no es necesario nombrar tal producto y por ello no lo voy a hacer, pero sí me gustaría hacer referencia a una idea surgida tras leer el artículo de opinión de Juan José Millás "Ternura aparente".

Dicho artículo habla de las impresiones causadas por el anuncio creado para la campaña navideña de este año 2014 del producto a que hace referencia aquel slogan.
En definitiva, el anuncio deja entrever el catastrófico resultado, tanto a nivel moral como económico, que tendría el hecho de no adquirir eso que podría hacerte rico de un día para otro, después de haberlo tenido al alcance de la mano.

Pero, ¿cómo podría calificarse esa sensación? ¿podría entenderse como miedo?
El artículo mencionaba cómo cualquier persona es lo suficientemente precavida como para hacerse con un décimo o participación en los lugares a los que acude regularmente; panadería, carnicería...
Pero la posibilidad de que el premio principal (o cualquiera de los accesorios) recaiga en la panadería de la esquina es exactamente la misma a que lo haga en la cafetería de una estación de servicio en la que te has parado a repostar gasolina en tus vacaciones de verano (recordemos que este producto eminentemente navideño comienza a venderse en junio).

Ese sentimiento de "lo he rozado con los dedos, ahora podría tenerlo", en mi opinión es miedo; miedo a no tener el todo, por no haberse hecho, en su momento, con la parte.

El punto 5 de las normas deontológicas que el código de conducta de Autocontrol, la asociación para le regulación de la publicidad en nuestro país, habla del miedo en términos restrictivos, permitiendo que se eche mano de él en muy contadas ocasiones en lo que a prácticas publicitarias se refiere.

¿Sería este un caso de utilización de la publicidad de una forma inadecuada?
¿Está lo suficientemente extendida la visión que se tiene de esta producto como para reflejarla en un anuncio que la recalca todavía más aún a riesgo de incurrir en prácticas publicitarias inadecuadas o desaconsejables?

Se admiten y agradecen, como siempre, los comentarios.

2 comentarios:

  1. Tengo mis serias dudas sobre la efectividad de Autocontrol. Muchas empresas llevan al límite o directamente transgreden las normas deontológicas dispuestas por Autocontrol, en busca de notoriedad, polémica o provocación (anuncios como el de Minute Maid,MasMovil, Desigual, Benetton...). Y, salvo que esa provocación no se adentre en los límites del delito, no hay gran cosa que Autocontrol pueda hacer... La efectividad de esas tácticas publicitarias aviesas, por otra parte, entiendo que no siempre tiene los efectos deseados, porque por suerte cada vez el público objetivo es más racional en sus elecciones y reacciona negativamente ante la publicidad soez, violenta o deshonesta.
    En este caso, respecto a lo de jugar con el miedo de la gente... y bueno, ¿quién no lo hace? Hace poco vi un anuncio de una empresa de alarmas de seguridad doméstica que fundamentaba su estrategia de comunicación en el miedo de la gente a ser invadidos o robados en sus viviendas. Y es normal, porque en realidad lo que están vendiendo es "seguridad", o en otra acepción "ausencia de miedo". La campaña sobre la que se debate vende la "posibilidad de ganar mucho dinero", o lo que es lo mismo "la ausencia de miedo de no tenerlo y los demás sí" jajaj

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  2. Muchas gracias por tu comentario.
    He de decir que creo que la función de Autocontrol es necesaria para llevar a cabo prácticas comerciales de forma leal y honesta, pero también es verdad que más allá de la autopromoción que realiza, es casi la única noticia que se tiene de su existencia puesto que sólo me he encontrado con una noticia en la que saliera nombrada esta asociación y el trabajo que realiza.
    También creo que el público en muchas ocasiones está condicionado por lo que los medios de comunicación quieren que piense. Con el ejemplo de Desigual, creo que sé a qué anuncio te refieres y pienso que no hubiera sido tan llamativo si los medios no se hubieran hecho eco y hubieran instado a pensar que el anuncio era de mal gusto y demás (hubiera quedado como una simple gracieta).
    No digo que Autocontrol no sea efectiva sino que puede ser que el trabajo lo desarrollen sin que nos percatemos de ello, no sé cuál es su forma de trabajar, si ven los anuncios antes de que se emitan o algo...
    Acerca del tema de Securitas (la empresa de seguridad a la que creo que te refieres), según el norma deontológica que menciono, pienso igual que tú, pero ese anuncio tiene sentido. El miedo del que hablo en esta entrada puede que no deba entenderse como tal, pero de alguna manera, por la situación en la que vivimos, el miedo a ser invadido en casa es equivalente al de no tener dinero para pagar la casa en la que vives y aún no te pertenece. Personalmente, pienso que fomentar el pensamiento de “tengo que comprarlo aunque no quiera, porque sino perderé mucho“ es una estrategia que, aunque eficaz, deja mucho que desear en lo moral, y más viniendo de un producto soportado por el Estado.

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